Historica Remontada del Barcelona


Nunca digas nunca. Ni aunque tu equipo necesite ganar por cinco goles de diferencia. Ni siquiera cuando el rival marque y necesites tres tantos en apenas media hora. La historia de la Champions League hoy le pertenece al Barcelona. Se escribe con un nombre de la casa: Sergi RobertoUn gol en el minuto 95 del canterano convirtió lo imposible en posible. El Barcelona está en cuartos. Con un 6-1. Ante el PSG. Como para no creer en los milagros.


Se hablará, y mucho, del partido que vivió el Camp Nou este 8 de marzo de 2017. Se comentarán las jugadas polémicas, que las hubo de todos los colores, y se hablará del pésimo partido de un PSG tres semanas antes había bailado a su rival. Pero, por encima de todo, los libros y la memoria hablarán de una remontada increíble, de una noche sin precedentes. Nunca antes la Champions vivió una remontada de tal calibre. Nunca antes el Barcelona realizó un ejercicio de fe como el ejecutado este miércoles de competición europea. Casualidad o no, el Barça hizo lo que caracterizó a su técnico durante toda su carrera como futbolista: correr y creer, creer y correr hasta el último aliento, aunque nadie más pudiera pensar en lograrlo.
Lo más sorprendente de todo es que el Barcelona marcó seis goles, levantó una eliminatoria que tenía totalmente perdida hasta en dos ocasiones, y lo hizo con poquito fútbol. O al menos por lo que hasta hace poco se entendía como fútbol en Barcelona. Porque, conviene recordarlo, el fútbol también es esto. Corazón, corazón, corazón, corazón, corazón y , en el minuto 95, corazón.
La noche de Neymar
A falta de Messi, Neymar recogió el testigo. Quizá sea un presagio. Ese cambio de ciclo que más pronto que tarde deberá producirse, representado en sus dos máximas figuras. No estuvo Messi, o apenas se le vio, pero sí salió Neymar, a pecho descubierto, para destrozar al PSG. El brasileño se encumbró en uno de esos partidos donde se forjan los héroes, donde las verdaderas estrellas lucen como nunca.
Que la noche iba a ser especial se vio pronto, más de lo que cualquiera podía esperar. A los 3 minutos Suárez abría el marcador con un cabezazo oportunista mientras la zaga parisina debatía como despejar un balón sencillo caído del cielo. A los 40, Iniesta peleaba un balón perdido y dejaba en evidencia a Marquinhos. Al esfuerzo cargado de fe le siguió un taconazo mágico que Kurzawa desvió a gol. 2-0 y al descanso. El guión que cualquier azulgrana hubiese escrito antes del partido.
Lo que vino después no se lo hubiera encontrado ni Spielberg, ni Martin Scorsese ni George Lucas redactado en su mesa de director de cine. A la vuelta de vestuarios Neymar inició la pesadilla de Deniz Aytekin, otro al que difícilmente también se le olvidará el partido del Camp Nou. El alemán señaló un penalti bastante discutido de Meunier sobre el delantero brasileño y Messi puso su granito de arena. Prácticamente su única aportación en uno de esos días en los que antes Leo era el rey. Lo seguirá siendo en muchos otros, pero no siempre puede ser él. La gloria también está reservada para otros.

Siguió equívocamente revolucionado el Barça y lo pagó con un gol que mandaba al traste todo el trabajo realizado. Rakitic perdió la marca de Kurzawa en una acción a balón parado y el lateral cedió para que Cavani, que antes había avisado con un disparo al palo, anulase el fuerte olor a remontada. Un tufo que recuperó Neymar. Bendito Neymar.
El brasileño marcó un golazo de falta que aparentaba ser simple maquillaje. Pero la fiesta, nadie contaba con ello, aún no había terminado. Un balón largo que peleó Suárez acabó con el balón de nuevo en el punto de penalti. Una vez más, cargado de polémica. Marquinhos inició un leve forcejeo al que el uruguayo se aferró con una creencia desmesurada. Aytekin volvió a picar. Y Neymar asumió galones. El 5-1 llevaría su firma.
Era el minuto 90. Cinco quedaban de añadido. Los nervios a flor de piel...y Neymar tan tranquilo. El brasileño templó un balón al área que flotaba en el aire junto a todas las esperanzas culés. Esperanzas convertidas en sueños, sueños convertidos en realidad cuando Sergi Roberto conectó con el balón y con todos los corazones azulgrana. Por el Camp Nou. Por Luis Enrique. Porque en el fútbol todo es posible. Que nadie nunca vuelva a dudar de ello.


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