
El muro se desmoronó a causa de las intensas lluvias que cayeron en los últimos días ante la mirada impotente de los jefes y policías que no pudieron evitar los daños materiales que causó esta caída. El gobernador de San Pedro, coronel Ernesto Michel, informó que no se tuvo que lamentar daños humanos; aunque cuatro internos sufrieron heridas leves en el momento del derrumbe.
Ese muro se encontraba en el sector denominado "La Murallita" y dividía a la sección "La Posta", donde están recluidos cerca de un centenar presos de acomodada posición económica, con las demás fracciones de ese recinto carcelario que alberga a narcotraficantes, peligrosos criminales, avezados delincuentes, violadores y hasta personas de la tercera edad.
De acuerdo con la Pastoral Penitenciaria, el penal de San Pedro, construido en 1895, se halla superpoblado, manteniendo en condiciones de hacinamiento a la mayoría de la población penitenciaria en una vetusta infraestructura que poco a poco se cae a pedazos, por lo que es objeto de incesantes y costosas refacciones. La asistencia y la terapia de rehabilitación son escasas o inexistentes.
En el gobierno del ex presidente Carlos Mesa hubo la planificación de un proyecto ambicioso para trasladar el penal de San Pedro, situado a ocho cuadras de la plaza Murillo, a un amplio predio de Alto Següencoma, zona Sur de la sede de gobierno, cuyo costo habría superado los cuatro millones de dólares.
La Ley de Ejecución Penal y Supervisión establece que el Estado está obligado a brindar la infraestructura y asistencia necesaria para rehabilitar y reinsertar a las personas condenadas a prisión, durante todo el tiempo de dure su reclusión.
Del mismo modo, esa norma establece la necesidad de clasificar y separar a los reclusos, discriminando entre condenados, detenidos preventivos, jóvenes infractores y enfermos mentales para brindar servicios de asistencia médica, educativa, deportiva y recreativa.
Ese nuevo y moderno recinto carcelero debía ser construido en la zona de Alto Següencoma de La Paz donde la Policía Nacional cuenta con más de 560 hectáreas de terrenos que no utiliza y sólo tendría que ceder 10 hectáreas para el nuevo campo penitenciario que se constituiría en uno de los penales más modernos del país y de mayor control. El proyecto del nuevo penal, divido en cuatro campos delimitados, habría albergado a más de 2.400 internos.
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