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Mundial Sudafrica 2010: España Campeon de la copa del Mundo 2010

España toca el cielo

Luego de una larga historia de desilusiones y sinsabores en el máximo escenario mundial, la selección española ha alcanzado la gloria. Cuando Iker Casillas levantó al cielo estrellado de Johannesburgo el dorado trofeo de la Copa Mundial de la FIFA el 11 de julio, la Roja escribió la página más hermosa de su historia futbolística.

El triunfo en la final de Sudáfrica 2010 fue un premio al fútbol de toque y combinación, al talento y la técnica, al trabajo y el sacrificio, y sobre todo, al espíritu de equipo. “Estamos orgullosos de todos los jugadores, de los que han estado en el césped y de los que han estado en el banquillo. Hemos trabajado durante 50 días sin ningún problema. Este grupo no solo ha pensado en ganar, sino también en otros valores", decía emocionado el seleccionador Vicente del Bosque.

Valores como la fidelidad de un estilo de juego con vocación ofensiva pero basado en la fortaleza y calidad de un centro del campo de ensueño. "Este título tomó impulso en junio de 2008 con la conquista de la Eurocopa. El Mundial ha sido la continuación del trabajo que hizo aquella gente. En la selección hemos intentado conservar la herencia buena que recibimos sin borrar el pasado y siguiendo la línea marcada, independientemente de introducir gente nueva en el equipo, lo que, por otra parte, es inevitable", añadía el técnico en claro homenaje a quienes dos años antes trabajaron duro para levantar el título europeo. Pero él también tiene un porcentaje muy elevado de “culpa” en este logro histórico. No sólo por su capacidad táctica y sus conocimientos de fútbol, sino por su personalidad discreta, trabajadora y cercana, que ha sabido ganarse la lealtad y devoción de sus jugadores.

Solidez defensiva y un goleador inspiradoEl juego desplegado en Sudáfrica 2010 no fue quizá tan brillante como aquel que se vio en la EURO, o el de la fase de clasificación (perfecta, 10 victorias en 10 partidos) para esta cita, pero el grupo se hizo fuerte resistiendo incluso el revés inicial, lo que demostró además la extraordinaria fortaleza mental del equipo, algo que marcó la diferencia respecto a generaciones anteriores.

Porque la travesía en tierras africanas no arrancó bien. Una inesperada derrota ante Suiza hizo que saltasen algunas alarmas. Quizá la parte más positiva fue que rebajó la euforia circundante y aumentó la tensión, lo que repercutió en una gran predisposición competitiva. Con oficio se superó a Honduras y Chile, aunque el dominio del balón y la vocación ofensiva quedaron cortamente reflejados en el marcador.

En la fase de eliminatoria directa tres victorias sufridas y por la mínima, ante Portugal, Paraguay y Alemania. La más significativa, contra la Albirroja, con dos penales fallados por cada bando y un balón de gol que rebotó tres veces en los palos. Se ahuyentó al fantasma de los cuartos de final y quedaron honrados los dos pilares principales en los que basó su éxito el equipo: la solidez de Iker Casillas bajo palos, quien sólo encajó 2 goles en todo el torneo, y la inspiración del goleador David Villa, que hizo 5 de los 8 goles de la Roja.

Aunque el delantero se quedó a las puertas de llevarse la Bota de oro, el arquero sí se quedó con la distinción del Guante de oro. Eso sí, el premio más grande fue levantar ese mítico trofeo al cielo de Sudáfrica. “Es algo que sueñas desde niño, esa copa que habíamos visto levantar a Brasil, a Francia a Italia. Lo ves en los videojuegos, lo ves en la televisión, lo ves en todos lados, pero no te imaginas cómo será cuando te suceda. Aún no lo puedo creer”, afirmó emocionado.

Esa sensación de incredulidad era común a los 23 héroes españoles que además definían el momento como inolvidable y, sobre todo, histórico. Porque España se ha ganado un puesto en el exclusivo grupo de los campeones mundiales: desde este 11 de julio ya son 9.

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