Zelaya reclama más respaldo de EEUU para regresar al gobierno

El depuesto presidente hondureño Manuel Zelaya habla a sus partidarios al llegar a la frontera entre Nicaragua y Honduras.

• Ayer por la noche no había señales de cuál sería el próximo movimiento del derrocado presidente.

Honduras, (Agencias).- Desalentados partidarios del depuesto presidente de Honduras, Manuel Zelaya, regresaban ayer a casa tras frustrados intentos de reunirse en la frontera con Nicaragua con el mandatario, quien exige a Estados Unidos un mayor respaldo para volver al poder.

Zelaya, expulsado del país a punta de fusil por militares el 28 de junio en medio de una disputa sobre un referendo para extender el mandato presidencial, llegó el viernes a la localidad fronteriza de Las Manos en un abierto desafío al gobierno interino de Roberto Micheletti.

Cordón militar

El mandatario, que despertó irritación en su país al aliarse con el presidente venezolano, Hugo Chávez, avanzó unos metros ese día en territorio hondureño pero retrocedió ante el cordón militar instalado metros más adelante y se instaló en la cercana localidad de Ocotal. La acción levantó críticas de Estados Unidos, aún cuando este país ha condenado el golpe de Estado que lo sacó del poder, y levantado advertencias del gobierno interino en su país, que dijo que lo detendrá si intenta cruzar a Honduras.

Zelaya se mostró decepcionado con Washington ayer porque quiere del gobierno de Barack Obama medidas más enérgicas contra quienes llevaron a cabo el golpe de Estado. Hasta ahora, Estados Unidos suspendió ayudar militar por 16.5 millones de dólares.

“La posición de la secretaria (Hillary) Clinton al principio fue firme. Ahora siento que ya no está realmente denunciando, no está actuando firmemente contra la represión que esta sufriendo Honduras”, dijo a periodistas.

Partidarios agotados

Miles de sus partidarios en Honduras se dirigieron en días recientes hacia el puesto fronterizo de Las Manos, pero del lado hondureño, con la intención de reunirse con él, pero fueron detenidos por militares y policías. Unos 200 lograron pasar al otro lado, caminando por entre las montañas, pero una mayoría, que llegó en caravana hace tres días desde la ciudad de Tegucigalpa, a unos 100 kilómetros de Las Manos, quedaron varados por casi tres días y lucían cansados, hambrientos y frustrados.

“Vamos a replegarnos a Tegucigalpa, donde está la mayoría de la gente”, dijo la maestra Lilián Ordoñez, de 29 años, mientras se secaba las lágrimas de su rostro. “Tenemos que cambiar de estrategia”, agregó la mujer.

Por su parte, el coronel del ejército José Flores, a cargo de una unidad de apoyo a la policía en la zona, dijo que “esto se está debilitando, todo apunta a que se están dispersando, no queremos violencia, la idea era evitar que pudieran cruzar las fronteras”.

SIN MOVIMIENTO

Zelaya llamó a los militares a rebelarse contra la cúpula responsable de haberlo sacado de su casa en pijamas la madrugada del 28 de junio y llevarlo por la fuerza a Costa Rica. “Como comandante general de las fuerzas armadas le pido a los militares patriotas que piensen en sus hijos, que piensen en su familia, que se rebelen contra (el jefe del Ejército) Romeo Vásquez”, dijo Zelaya a periodistas en Ocotal.

Ayer por la noche no había señales de cuál sería el próximo movimiento del derrocado presidente.

Zelaya dio por fracasada la semana pasada la mediación del presidente costarricense Óscar Arias para salir de la crisis ante la resistencia del Gobierno de Micheletti a restituirlo en la presidencia, que sin embargo prometió que estudiaría el acuerdo propuesto por Arias y respondería los próximos días.

Evitar violencia

Arias defendió ayer su propuesta de acuerdo y dijo que es el mejor camino para salir de la crisis. “La alternativa es la confrontación que puede conducir al derramamiento de sangre que nadie quiere ni merece”, dijo en entrevista con el diario El País, de España.

Desde Venezuela, el presidente Hugo Chávez, principal aliado de Zelaya y a quien muchos hondureños acusan de ser responsable de la crisis política en el país, atizó la hoguera el sábado al decir que las gestiones de Arias fueron “una trampa” y que el mandatario hizo bien en desecharlas.

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