A un mes del golpe, la crisis no halla salida en Honduras

Hoy se cumplen 30 días del conflicto político. Las protestas siguen. Zelaya organiza la resistencia en Nicaragua tras un intento frustrado por volver. Mientras, el país continúa aislado de la comunidad internacional.
• HACIA LA RESISTENCIA • Manuel Zelaya y sus seguidores en un albergue del municipio de Ocotal, en Nicaragua.
Honduras cumple hoy un mes con dos presidentes: el derrocado Manuel Zelaya, en el exilio, y Roberto Micheletti, designado por el Parlamento, aunque sin el reconocimiento de la comunidad internacional.

Seguidores de Zelaya celebraron ayer una nueva jornada de protesta con una marcha en Tegucigalpa, en la que reiteraron su condena a los golpistas, mientras otros aguardan en la zona fronteriza con Nicaragua a que ingrese desde ese país.

La Policía hondureña denunció que en esa movilización en la frontera supuestamente hay financiación de la guerrilla de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), según documentos decomisados el fin de semana a un político vinculado a Zelaya.

La defenestración de Zelaya el 28 de junio por parte de los militares generó una grave crisis que sigue sin visos de solución, aunque está sobre la mesa una propuesta del presidente de Costa Rica, Óscar Arias, mediador del diálogo sobre el conflicto.

Ese día, un grupo de militares entró violentamente a la casa de Zelaya, lo capturó y expulsó hacia Costa Rica, y horas después el Parlamento eligió a Micheletti, hasta ese día jefe del Legislativo, como nuevo gobernante.

El Parlamento aplicó una disposición de la Carta Magna para designar a Micheletti, quien proclama que no hubo golpe de Estado contra Zelaya, sino una "sucesión constitucional".

El gobierno de Micheletti sostiene que los militares actuaron por un mandato de la Corte Suprema de Justicia porque Zelaya violó la Constitución al intentar celebrar el 28 de junio una consulta para promover una Asamblea Constituyente, que había sido declarada ilegal por varios órganos del Estado y que quedó frustrada por el golpe.

La comunidad internacional condenó unánimemente el derrocamiento de Zelaya y el 4 de julio la Organización de Estados Americanos (OEA) suspendió a Honduras por no restituirlo.

Zelaya intentó aterrizar el 5 de julio en el aeropuerto de Tegucigalpa, pero los militares pusieron obstáculos en la pista. El depuesto gobernante hizo el viernes un segundo intento por volver, al pisar brevemente suelo hondureño en Las Manos, puesto fronterizo con Nicaragua, pero se regresó y continúa en la localidad de Ocotal, organizando la "resistencia". Tegucigalpa, EFE

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