 Evo Morales y Alan García |
• Gobierno afirmó que no presentará ninguna disculpa formal y exigió entrega de 3 ex ministros.
• En tanto, el Canciller peruano sostuvo que el problema se resolvería con esa condición.
(EL DIARIO y ANF).- La intransigencia entre los gobiernos de Bolivia y Perú parece constituirse en otro escollo para superar el impasse diplomático surgido entre ambos países, poniendo así nuevamente en vilo las relaciones bilaterales deterioradas tras una serie de acusaciones y contracusaciones
Ayer el gobierno del presidente Evo Morales aseguró que no presentará ninguna disculpa formal ante la administración del mandatario peruano Alan García a menos que Perú entregue a los tres ex ministros bolivianos procesados en el caso “Octubre Negro” y que se beneficiaron del refugio político en el vecino país.
En respuesta a una declaración del canciller peruano, José Antonio García Belaúnde, el viceministro de Coordinación con los Movimientos Sociales, Sacha Llorenti, dijo que si Perú espera mantener buenas relaciones con Bolivia debería entregar a estas ex autoridades y permitir que la justicia boliviana actúe en el marco del proceso legal instaurado por los hechos de octubre de 2003.
El Gobierno peruano decidió conceder la condición de asilo político a favor de la ex ministra Mirtha Quevedo y sus colegas de entonces, Javier Torres Goitia y Jorge Torres Obleas; procesados junto al ex presidente Gonzalo Sánchez de Lozada, por el delito de genocidio por efecto de la crisis de octubre de 2003. El hecho ya provocó malestar en el gobierno de Morales.
Adicionalmente, Llorenti explicó que el Gobierno “continuará denunciando los atropellos cometidos por el neoliberalismo (...) como aquellas políticas que siembran hambre, miseria y muerte” y, de antemano, rechazó cualquier posible acción legal que se intente instalar en Perú en contra de dirigentes bolivianos.
Las relaciones entre Bolivia y Perú llegaron a un inédito nivel de tensión, luego que en Lima se decidiera llamar a su embajador en La Paz, Fernando Rojas, por efecto de un reclamo formal que llegó a Palacio Quemado a raíz de un supuesto acto de injerencia que habría cometido el presidente Evo Morales.
De hecho, en Lima se acusó a Bolivia de interferir en las protestas de los indígenas en la Amazonia peruana, que dejaron 34 muertos, y el presidente Morales calificó el suceso de “genocidio”, el pasado 13 de junio en Trinidad, a tiempo de exteriorizar sus críticas por el asilo que concedió Perú a favor de los ex ministros de Sánchez de Lozada.
La Cancillería boliviana intentó poner paños fríos al asunto al descartar cualquier afectación en las relaciones con Perú; sin embargo, por su lado y en declaraciones a la radio estatal de su país, el ministro peruano de Relaciones Exteriores, José Antonio García Belaúnde, sostuvo el sábado que el impasse diplomático con Bolivia sería resuelto con una disculpa. “Definitivamente así sería”, respondió ante la consulta realizada por la emisora.
Según la agencia oficial Andina, el Canciller peruano indicó que el presidente Morales ha intervenido no sólo en la demanda marítima entre Perú y Chile, sino que también ha planteado la rebelión y la revolución indígena afirmando “irresponsablemente” que había un genocidio en el país incaico.
“No ha habido ninguna disculpa personal (del Presidente de Bolivia). Yo creo que sí agravió mucho al Perú y en ese sentido estamos evaluando las relaciones con Bolivia”, declaró García Belaúnde, a tiempo de mostrar el grado de malestar diplomático.
Por otra parte, en Lima, James Anaya, Relator Especial de Pueblos Indígenas de la ONU, al término de una visita a Perú el viernes, declaró que los hechos violentos que se produjeron en el vecino país no concordaban con la posibilidad de un genocidio.
“Genocidio implica exterminio de un pueblo o grupo como tal y de lo que he visto en Perú no se percibe eso, al menos, respecto (a lo concerniente) de la definición jurídica internacional”, dijo Anaya, según declaraciones recogidas por la agencia peruana Andina.
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